Un grupo de inmigrantes, en la frontera de Ceuta. JOAQUÍN SÁNCHEZ 'QUINO'
Tres mujeres marroquíes, vestidas con vistosas chilabas azules y velos a juego, esculcan una enorme caja de ropa en la puerta del polígono industrial del Tarajal, en Ceuta. La suerte no les acompaña, el nuevo paso fronterizo para los porteadores se ha cerrado y no consiguen su objetivo de pasar hacia Marruecos con un bulto de 60 kilos a las espaldas. Con gesto de disgusto, seleccionan algunas prendas de la caja; con suerte podrán volver a su país sin bultos pero con algunas escondidas bajo la chilaba o en sus bolsos. En dariya (dialecto árabe magrebí), se atropellan entre ellas para manifestar su indignación, aunque no quieren dar nombres por temor a represalias.
Almudena González, vecina cercana al polígono y la frontera, hace de traductora improvisada: “Dicen que esto no puede seguir así, que cada vez hay más tensión y que van a acabar con la compra y venta de mercancías. Yo personalmente añado que como esto continúe, cualquier día ocurre una matanza aquí mismo”, dice González. Por “esto” se refieren al drama que se vive cada mañana en los alrededores del nuevo paso fronterizo de Ceuta, Tarajal II, desde que abrió el pasado 27 de febrero destinado exclusivamente a
canalizar el tráfico de personas a pie con mercancías . Se supone que este segundo punto, situado junto al paso del Tarajal y enclavado en el interior del polígono del mismo nombre, debía ser la solución a las largas colas diarias de 3.000 a 4.000 porteadores, la mayoría mujeres.
“El primer día funcionó bien, pero en los siguientes todo fue a peor porque se produjo un efecto llamada y llegaron a acumularse hasta 10.000 personas intentando pasar”, explica Juan Carlos Linares, secretario provincial de la Confederación Española de Policía (CEP) de Ceuta. La consecuencia fue inmediata en un paso que no estaba preparado para asumir esa cifra: cada día los porteadores se enfrentan en una abigarrada cola con avalanchas, caídas e incluso agresiones entre ellos. “
En 2009 murieron dos porteadoras en Tarajal debido a estas avalanchas. Ahora vemos que este paso existen problemas de seguridad con escenas muy similares a las que se vivieron ese año”, reconoce Linares.
Tanto es así que, una semana después de abrir, la delegación del Gobierno de Ceuta decidió volver a cerrarlo. Con la instalación de nuevas barreras para canalizar el flujo de la cola, reabrió el 14 de marzo y, de nuevo, regresaron los problemas. “Hasta ahora se ha ido parcheando”, critica Iván Ramos, delegado del sindicato CSIF en Ceuta. “Todo lo que allí acontece debe contar con los respectivos planes de evacuación, de prevención de riesgos laborales y de contención para el caso que fuera necesario. Actualmente la zona no cuenta con ninguno de ellos y ni siquiera con áreas de avituallamiento ni sombra. Eso se debería haber realizado con antelación a la apertura del nuevo paso fronterizo, pero no se ha hecho”, sentencia con preocupación.
Riesgo para la seguridad
Para cuando el paso se reabrió, Marruecos anunció su colaboración para controlar que no cruzaran hacia Ceuta más de 4.000 porteadores por Tarajal II; que los bultos estuvieran envueltos en material transparente; o limitar el flujo de vehículos utilizados para portes a aquellos que fuesen conducidos por su propietario. Sin embargo, los porteadores
aprovechan el primer paso fronterizo de Tarajal para entrar, recoger sus bultos y dirigirse a Tarajal II para salir; por lo que siguen ocurriendo situaciones de saturación de personas en una zona no preparada para ello. Este martes y miércoles, 21 y 22 de marzo, Marruecos incluso tuvo que cerrar la frontera en momentos puntuales de la mañana, ante la imposibilidad de organizar las colas de entrada a Ceuta y el temor de avalanchas.
El pasado lunes 20 de marzo también se produjeron nuevas situaciones de caos y tensión con los porteadores, esta vez en el sentido de salida de Ceuta y en Tarajal II, que se normalizaron posteriormente por la intervención de miembros de la Unidad de Intervención Policial (UIP). “En cualquier momento, puede ocurrir una tragedia, está en riesgo la seguridad de los porteadores y de los trabajadores”, reconoce Ramos. De hecho, la Delegación del Gobierno no descarta volver a cerrar el paso de Tarajal II para los porteadores, si se considera necesario “para salvaguardar la seguridad de las persona”. Igualmente, deja claro que, como la mayor parte de la cola que va a este punto fronterizo pasa por el interior de un polígono privado, corresponde a sus empresarios hacerse cargo de la seguridad con personal privado y un plan específico. Por eso, tanto la UIP como la Policía Local solo actúa en momentos en puntuales o en los que se producen avalanchas.
El más de un centenar de empresarios aludidos que engloba a los cuatro polígonos de la zona ya ha manifestado en un comunicado que no hará frente al requerimiento del Gobierno respecto a los gastos de seguridad, según recoge El Faro de Ceuta . Normalmente, los clientes de estos mayoristas son negocios españoles o particulares marroquíes que pasan en coche a través del Tarajal mercancías como galletas, crema de cacao, ropa o productos de limpieza. Por eso, ellos alegan que el Tarajal II les perjudica ya que no venden sus productos a porteadores a pie, una actividad que se realiza en una minoría de naves que sirven como consigna para los cargadores que acuden ahí a recoger los bultos.
Alí Ayad es uno de los empresarios afectados, tiene su tienda de golosinas justo al lado del paso fronterizo. Abrió hace tres años a la espera de la apertura de este punto y ahora reconoce que “no es útil”. “La mayoría de la mercancía que llevan los porteadores en esos bultos no se compra en este polígono y pretenden cargar sobre nosotros el coste de una seguridad que no nos corresponde”, denuncia Ayad, que se plantea cerrar en “no más de tres meses”.
Para Ramos, la solución viene por un control más efectivo en la frontera. Hasta ahora, los porteadores se benefician de la inexistencia de aduana en la frontera y de una excepción al
Tratado de Schengen para que los tetuaníes entraran en Ceuta sin visado. Linares también cree que existe un "abuso excesivo" de la exención de visado. Si hay problemas de seguridad hay que limitar el paso”, considera el secretario provincial de Ceuta, que añade también la necesidad de más miembros de policías y guardias civiles en un paso situado a la espalda del colegio Príncipe Felipe. Algunos días, las colas y empujones llegan hasta la puerta del centro educativo donde estudian los hijos de Almudena González. Ella teme por la integridad de todos los implicados: “Solo espero que la matanza que temo no llegue a pasar”.
No comments
Recuerda:
- No faltar al respeto.
- No publicar comentarios ofensivos.
- No publicar enlaces de pornografía.
- No publicar enlaces de contenido violento.